Historia de un legado

El origen de la fundación

Julio Muñoz Ramonet murió en Chur, Suiza, el 9 de mayo de 1991. En su último testamento, de abril de 1988, Muñoz Ramonet dispuso que legaba la finca de la calle de Muntaner, 282, incluidos el jardín y el contenido completo —que consistía en una extensa y valiosa colección de arte—, a una fundación que llevaría su nombre y que tendría como fin la conservación y el mantenimiento de estas instalaciones, así como su aprovechamiento útil y público, bajo el patronato de la ciudad de Barcelona.

El 8 de julio de 1991 se formalizó la aceptación de la herencia y los albaceas no dieron a conocer la existencia de este legado. Hasta 1994 el Ayuntamiento de Barcelona no tuvo conocimiento al respecto, y fue entonces cuando se constituyó la Fundación Julio Muñoz Ramonet.

En ese momento se inició un largo proceso judicial para exigir a las herederas el cumplimiento de la disposición testamentaria. El 14 de marzo de 2012, el Tribunal Supremo confirmó la sentencia dictada por el Juzgado de Primera Instancia Número 1 de Barcelona en el 2007, ratificada por la Audiencia Provincial de Barcelona dos años después, que declaraba a la Fundación Julio Muñoz Ramonet propietaria legítima de la finca de la calle de Muntaner, 282, incluidos el jardín y la torre del Avenir, con todo su contenido completo.

La lucha por la colección

El “contenido completo” que menciona el testamento de Muñoz Ramonet hace referencia a la colección que decoraba y colgaba de las paredes de las dos viviendas de la finca de la calle de Muntaner. Se trataba de una colección desconocida, que apenas participó en exposiciones públicas y que se mostraba solo a los invitados de la casa.

Cuando la Fundación Julio Muñoz Ramonet recibió las llaves de la finca en julio del 2013 y entró por primera vez en las casas, se localizaron 539 pinturas, dibujos, grabados y esculturas, la mayoría de finales del siglo XIX y del siglo XX. Solo 28 óleos y 14 esculturas tenían fecha de ejecución anterior al siglo XIX. Se sabe que la colección legada era inmensamente más extensa, lo que obligó a la fundación a interponer una querella criminal por presunta apropiación indebida y falsedad documental contra los herederos de Muñoz y las empresas del grupo familiar.

En el 2018, la fundación recuperó 18 obras provenientes de la finca que la familia tiene en Sant Andreu de Llavaneres, a las que se añadirían unos años más tarde La Aparición de la Virgen del Pilar, de Goya, y La Anunciación , del Greco.

En marzo del 2020, en el marco de la fase de instrucción del proceso penal iniciado, se practicaron registros en cuatro almacenes y cinco domicilios particulares de los familiares de Muñoz, y se confiscaron un total de 475 obras de arte, entre las cuales había 376 pinturas y dibujos, 87 miniaturas, 4 esculturas, 4 marfiles y 3 tapices. Gran parte de estas obras se han identificado como pertenecientes al legado. En el día de hoy la fundación sigue trabajando para que se puedan entregar, así como para recuperar, las obras integrantes del legado que no han sido localizadas.

La Anunciación, del Greco, y La Aparición de la Virgen del Pilar, de Goya

En julio del 2022, la fundación quedó ratificada como legítima propietaria de dos de las obras más relevantes del legado de Muñoz Ramonet, La Aparición de la Virgen del Pilar, de Goya, y La Anunciación,, del Greco. Acababa de esta manera un proceso iniciado por el nieto del empresario que, después de recurrir las diferentes instancias judiciales reclamando la propiedad de las obras, retiró el recurso de casación interpuesto ante el Tribunal Supremo antes de que el alto tribunal decretara la insalvable inadmisión.

Las dos piezas se convirtieron en objeto de litigio entre la familia en un procedimiento separado del principal, lo que permitió que afloraran y que la fundación procediera a reclamar su propiedad como obras integrantes del legado. En un primer momento, estas piezas se dejaron en depósito en el domicilio de una de las hijas del empresario, pero posteriormente la fundación solicitó que una comisión judicial tomara posesión de los cuadros mientras no se resolvía el litigio. Así, las dos obras se trasladaron a Barcelona en el mes de junio del 2017 y se depositaron en el MNAC, bajo la custodia del juzgado.

Con la ratificación de la plena propiedad de las obras, a finales del 2022 se levantó el depósito judicial y la fundación recuperó la posesión. Actualmente, las obras se encuentran expuestas en el MNAC, donde permanecerán en préstamo mientras duren las intervenciones de rehabilitación de la finca.