La Fundación Restaura
En julio del 2013, cuando la fundación tomó posesión material de la finca, las expectativas eran muy altas, pero el espectáculo que se encontró fue desolador. Todo el mundo conocía las historias de lujo y ostentación asociadas al nombre Muñoz Ramonet. Ese espacio icónico de las clases acomodadas donde la luz y el esplendor iluminaban antes sus estancias no era más que polvo y decadencia. Las obras de arte amontonadas en el suelo, en los pasillos del segundo piso del edificio principal, eran el último testimonio del abandono de una casa que el largo proceso judicial había convertido, prácticamente, en fantasma.
A partir de ese mismo momento, la fundación empezó a desarrollar diferentes líneas de trabajo para la salvaguarda del legado cultural del que tomaba custodia. Así, promovió toda una serie de estudios, tanto de los edificios y del jardín como de las diversas tipologías de objetos artísticos presentes en las casas, con especialistas de cada uno de los ámbitos. Además, consciente de la importancia y la obligación de conservar este legado, desarrolló un programa de conservación preventiva de los espacios mobiliarios y objetos de arte, que permitiría hacer un seguimiento de su estado de conservación, reducir los riesgos que pudieran amenazarlo y estabilizar el conjunto para garantizar la integridad hasta que pudiera ser intervenido. El programa de conservación preventiva se halla todavía vigente.
Así, en el 2015, la fundación impulsó la restauración de la colección de siete tapices flamencos, franceses y holandeses de los siglos XVI, XVII y XVIII, que duraría hasta acabar el año 2018, y que llevó a cabo el Centro de Documentación y Museo Textil de Terrassa.
En el 2017 nació el programa “La fundación restaura” con el objetivo de dar visibilidad a un tipo de actuaciones de conservación-restauración que generalmente forman parte de las labores internas de las instituciones. Durante dos años, el vestíbulo de la entrada de la casa principal se convirtió en un laboratorio provisional de conservación. Los visitantes que paseaban por el jardín pudieron disfrutar de las intervenciones de los especialistas y seguir en directo, por ejemplo, la restauración progresiva de una escultura de madera policromada, del siglo XVI, que representa a santa María Magdalena; una pareja de candelabros alemanes de porcelana de Dresde, de la manufactura Carl Thieme, de finales del siglo XIX; o un par de jarrones estilo Sèvres, de loza fina y bronce dorado, también del siglo XIX; así como de pinturas de la escuela francesa del siglo XVII, como el retrato del rey Luis XIV, o el óleo sobre madera Amores tardíos, de la escuela holandesa del siglo XVII.
En el 2023, la fundación ha recuperado este programa con un proyecto ambicioso: los visitantes serán testigos de excepción del proceso gradual de limpieza y restauración de las pinturas murales del comedor de la casa principal, obra de Ramón Stolz Viciano. En realidad, se trata de pinturas al óleo sobre lienzo, clavadas en el muro. La inestabilidad actual de su capa pictórica hace impensable poder evacuarlas, de manera previa a la rehabilitación de la sala, sin haber intervenido en ellas antes.